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Cada 4 de enero, la Iglesia celebra la fiesta de San Manuel González, conocido como el Obispo del Sagrario Abandonado o el Apóstol de los Sagrarios Abandonados.

Destacó por su profundo amor eucarístico, sobre todo ante aquellos tabernáculos, en dónde nuestro Señor permanecía solitario, sin nadie que le acompañara y adorara. 

Sobre la lápida de su tumba, en la Capilla del Sagrario de la Catedral de Palencia, puede leerse el siguiente epitafio:

«Pido ser enterrado junto a un Sagrario,
para que mis huesos, después de muerto,
como mi lengua y mi pluma en vida,
estén siempre diciendo a los que pasen:
¡Ahí está Jesús! ¡Ahí está! ¡No lo dejéis abandonado!...». (1)

Motivados por este ejemplo, vayamos nosotros continuamente a visitar a Nuestro Señor. Si Dios nos permite disfrutar de mayor tiempo libre en este verano, junto con el lícito descanso, dediquemos algunas horas a la semana para ir a saludarle en nuestra capilla de adoración permanente.

Adoración al Santísimo durante enero y febrero
Lunes a domingo, de 8:30 a 13:30 hrs. y de 16:30 a 21:00 hrs.

 

(1) Fuente: InfoVaticana