Una hermosa iniciativa solidaria de nuestra parroquia
Detrás de cada uno de las labores pastorales, hay laicos generosos que dedican voluntariamente, parte de su tiempo para servir a Dios.
Este es el caso de Patricia, quien tiene a cargo la coordinación de los trabajos en Ayuda Fraterna, que consiste en conocer a través de una entrevista, a las personas y familias que acuden a nuestra parroquia, ver las carencias que están teniendo y posterior a esta conversación, hacer una preinscripción, para que cada mes reciban mercadería.
Es casada, con dos hijos y una hermosa nieta de un añito. Estudió física y realizó un postgrado en administración de empresas, lo que llevó a trabajar en áreas de finanzas.
Hace 6 años colabora con este apostolado de la Pastoral Social, y nos dice que "fue en un retiro de nuestra parroquia, donde el Espíritu Santo inspiró con el Don de la paciencia a que ingresar a esta delicada labor".
"Me resistí a la idea, pero al final le dije a Diosito: bueno, ya, fue una gran inversión en el cielo porque sabía que no me iba a arrepentir de ayudar al Cristo que sufre. Comencé haciendo labores muy sencillas armar paquetitos, haciendo fichas y algunos trámites. Anteriormente, estuvimos con mi marido en la Pastoral de Adultos para los sacramentos durante 7 años, otra labor muy edificante", comentó.
Patricia, envía un mensaje a nuestra comunidad parroquial, explicando que en el cerro 18 se viven, literalmente, cerros de necesidades y nuestros recursos como parroquia y como seres humanos no nos alcanzan a cubrir todo lo que quisiéramos, pero afirma "estamos ahí para llevar una palabra de aliento o consuelo, contar de la experiencia de la Virgencita como mamá, dueña de casa, como mujer que sufre las embestidas de la vida. Apoyamos no tan solo con “alimentitos” como decía cariñosamente Ma. Isabel cuando partí con ella".
Y agrega: "nunca me atreví entrevistar como ahora, es una tremenda responsabilidad el acoger a la mayoría de las mujeres que acuden a Ayuda Fraterna, porque llegan muy agobiadas y conteniendo las lágrimas, nos cuentan sus problemas. La mayoría de las veces salen mejor de lo que llegaron, porque las aconsejamos, felicitamos, las desafiamos a mejorar o bien “les echamos la talla”. También les damos de tarea una oración para que sientan que Diosito las apoya en todo momento".
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