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El Año Jubilar, que sucede cada 25 años, nos ofrece la oportunidad para profundizar en nuestra relación con Dios y renovar nuestra fe con mayor intensidad y confianza.

Es un tiempo de gracia, en el que podemos acercarnos más a Jesucristo, la "Puerta" de la salvación y vivir la alegría transformadora del Evangelio en nuestra vida cotidiana.

Bajo el lema "Peregrinos de la Esperanza", somos invitados a ser testigos de la misericordia de Dios a través de la Indulgencia Plenaria, que remite la pena temporal de los pecados ya perdonados en la confesión.

Esta indulgencia nos permite purificar nuestra alma y caminar con mayor libertad hacia la santidad.

Para recibirla, es necesario cumplir con ciertos pasos esenciales:

1. Confesión sacramental: Reconocer nuestras faltas con humildad y arrepentimiento.

2. Comulgar en la Eucaristía: Unirse a Cristo a través de su Cuerpo y Sangre, el alimento espiritual por excelencia.

3. Orar por las intenciones del Papa: Un acto de comunión con la Iglesia universal, ofreciendo nuestra oración por el Santo Padre.

4. Peregrinar a un Templo Jubilar: Visitar un lugar santo, un símbolo de nuestra peregrinación hacia Dios.

Que este Año Jubilar sea un tiempo de renovación, de perdón y de paz, y que experimentemos la presencia amorosa de Cristo en cada paso de nuestro camino.