Oración, ayuno y limosna
Este 5 de marzo, con la celebración de Miércoles de Ceniza, dimos inicio a la Cuaresma. Tiempo privilegiado que nos da Dios para mirar nuestro interior en busca de aquellas faltas y errores que nos alejan de Él.
“La Cuaresma es un tiempo donde el Señor nos quiere invitar a hacer una conversión de nuestra vida. Hoy iniciamos este tiempo especial de preparación para la gran fiesta de la Pascua, y lo hacemos con un signo muy especial: la ceniza en nuestra frente”, cenizas que son un llamado a cambiar nuestro corazón, expresó nuestro párroco durante su homilía en la Misa de este día.
Recordándonos, a su vez, que todas las prácticas penitenciales deben ser “expresión de algo mucho más profundo, de un cambio interior que me lleva a acercarme más a Dios y solo con un propósito, porque nosotros no hacemos sacrificio y ayuno por nada. Hay una recompensa de la que habla el Evangelio de hoy. ¿Cuál es la recompensa? La vida eterna. Queremos llegar al cielo, esa es nuestra aspiración, la máxima aspiración, la búsqueda de la felicidad plena y total”.
Para alcanzar este fin, el padre Iván nos recuerda que Jesús en el Evangelio nos brinda 3 claves: Oración, ayuno y limosna.
“Tu visita al Santísimo, nosotros tenemos la Capilla de Adoración, tu Rosario, la lectura del Evangelio diario. Cada uno, pregúntese cómo está orando y cómo persevera en esa oración”. Mientras que “el ayuno es aprender a renunciar a las cosas innecesarias en nuestra vida. Preguntémonos entonces de qué podemos ayunar en este tiempo”.
Y respecto a la limosna, “no se trata solo de dar dinero, de meter la mano aquí al bolsillo y de dar ese dinero. Si no de ser más generosos. Preguntémonos cómo podemos ayudar durante este tiempo de Cuaresma”.
Con este llamado a la reflexión interior, los fieles de la comunidad se retiraron a sus hogares luego de participar en la Santa Misa de Miércoles de Cenizas, cuyas imágenes compartimos contigo a continuación.